II semestre 2011

Mientras el futuro candidato presidencial ofrecía su discurso inaugural Tania se maquillaba. Su acción consistió en colocar una hoja en el suelo que indicaba cada día del mes, empezando por el día primero, y ponerse el maquillaje correspondiente a cada día. Las pinturas  de cada día del mes se las puso sin quitarse las correspondientes al día anterior. Llegó a tener una máscara compuesta por dos semanas de maquillaje. Atrás, el político continuaba denunciando la corrupción del gobierno.

II semestre 2011



Momento en el que se funda el nuevo partido Nueva Responsable y Verdadera Democracia.

Un nutrido grupo de policías pasa sobre las leyendas y se dispone a arrestar al futuro candidato presidencial.
Elisa y Daniel realizaron una acción de resultados absolutamente inesperados. Ellos ofrecieron a la gente un espacio libre de censura para expresar lo que sintieran en ese momento. Por pizarra, las frases tuvieron la acera alrededor de la fuente de la Avenida Central pues, como informaron las autoridades, y aunque pareza un espacio público, la Plaza de la Cultura es en realidad el techo del Museo de Oro. Las frases obtenidas parecen contradecir la fama de Costa Rica de país más feliz del mundo, no sólo por las pesimistas o las de desencanto con el gobiernom sino también por las xenofóbicas. Las más optimistas pidieron sexo, homosexualidad e igualdad de derechos. En medio de la actividad, un pasante se emocionó, decidió también darle rienda suelta a sus deseos de expresión y, subido en la fuente, pronunció un furioso discurso contra la situación nacional, denunció a  los políticos corruptos con nombres y apellidos,  fundó, ahí mismo, un partido político con él como candidato presidencial y recogió, por cierto, muchas firmas de futuros votantes en un cuaderno. La policía le exigió bajarse de la fuente. Como acto de apoyo, varias personas se subieron a la fuente desafiando a las autoridades. El caso tuvo un triste final, el próximo presidente de la República terminó arrestado por una cantidad desproporcionada de policías que llegaron como refuerzo de los primeros que intentaron callarlo. Se lo llevaron arrastrado mientras él grita: mi cuaderno, dónde está mi cuaderno.

II semestre 2011

Siguiendo la idea, esparcida por el mundo, de ofrecer abrazos gratis con un cartel, Piscila y Adyerin se lanzaron a la Avenida Central. Adyerin iba vestida como de costumbre y Priscila con su traje y maquillaje de gótica profesional. La gente recibió gustosa los abrazos de Adyerin pero a Priscila le tocó ser evadida o despreciada por no pocos pasantes que, para nuestro asombro, eran adolescentes. A pesar de su apariencia extraña, Priscila fue abrazada por gente mayor que no conoce los códigos de las culturas juveniles urbanas.

segundo semestre 2011



A inicios de este último semestre Rosalía y Cindy, ambas estudiantes de psicología, indignadas por la facilidad con la que los psicólogos autorizados hacen sus pesos aprobando los test de personas que solicitan permiso para portar armas, decidieron hacer de ello su tema de investigación. Compraron armas de juguete, demasiado similares a las que matan, y se fueron al centro de la ciudad a hacer test a diversas personas. Casi todas pasaron. Emocionadas, por haber pasado y recibir un arma, las personas aprobadas dispararon casi inmediatamente. La ciudad se llenó de francotiradores. De haber sido verdaderas las pistolas las plazas se hubieran quedado sin palomas y un par de gente hubiera perdido la vida.

Suplemeto Cultural 95 de la Universidad Nacional


¿Cuánto dura una performance?

El sábado 28 de mayo, en el marco de la visita de 36 académicos/as de todo el continente, cuyas instituciones son parte de un consorcio reunido por el Instituto Hemisférico de Performance y Política de la New York University, organicé una noche de performances con artistas nacionales. El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo prestó el maravilloso espacio de La Pila de la Melaza y la plaza del museo. La actividad no pudo salir mejor, los artistas nacionales demostraron que la performance, a pesar de ser una expresión artística poco concurrida en el país, goza de buen nivel, que hay gente pensando y probando, y así lo comentaron los invitados que a menudo están en bienales y exposiciones de arte contemporáneo, tanto como escribiendo en importantes revistas.
Una de las performances incluía un par de gente desnuda y también, por ahí, había una virgen en un contexto nada sagrado. El hecho no mereció especial atención de los invitados pues la performance se caracteriza por sus contenidos incómodos, subversivos y provocativos y lejos, muy lejos de las bellas artes busca ahí su efectividad. Unas de las personas que más gozaron la noche fueron los oficiales de seguridad del museo, quienes tomaron todas las fotos posibles con sus celulares, y se rieron y secretearon cuales niños que ven por primera vez una revista porno. Tal fue su regocijo que algunos invitados les tomaron fotos a ellos antes que a las performances. Pero algo se movió al día siguiente. Los oficiales elevaron una queja al Ministerio de Cultura arguyendo faltas a la moral durante la actividad y faltas al orden por los restos de material de una de las performances. La Oficialía Mayor le dio curso a la queja y envió una carta al MADC que, a su vez, respondió apenado prometiendo en adelante ser más riguroso con el préstamo de las instalaciones y recordando que la culpa del contenido de las obras le correspondía a la responsable del evento. Aunque recibí una llamada al día siguiente y, días después, solo una copia de la carta de respuesta y no una carta formal, me apresuré a responder argumentando 1- que la limpieza se había hecho tan pronto como posible 2- que el MADC ha de ser uno de los pocos museos del mundo (asumiendo que en los países de fe musulmana también podría suceder) que tiene problemas si los artistas exponen contenidos que ofendan la sensibilidad de sus oficiales de seguridad y que no estaría de más que el personal tenga un mínimo entrenamiento para comprender mejor lo que sucede en su lugar de trabajo o, en su defecto, sus creencias y moral personales no deberían ser tomadas en consideración siendo el MADC, como en realidad lo es, una institución pionera, de gran importancia en el país y la región y que se precia de ser casa para las tendencias vanguardistas del arte contemporáneo y 3- que como trabajadora en cuestiones de arte jamás me atrevería a establecer una censura previa a la presentación de obras artísticas, que un arte que antes de expresarse se cuide de no ofender la sensibilidad de los presentes durante su exhibición, no merece ser llamado arte. También subrayé que aunque el arte de la performance guste de denunciar dobles morales y exponer ante los ojos de la sociedad mucho de lo que ésta no quiere ver, para cualquier tipo de expresión artística vale decir que no alcanzará calidad si, en lugar de la libre creación, se atiene a los problemas morales de sus posibles espectadores.
Finalmente, heme aquí escribiendo esta columna. ¿Cuándo duró entonces la performance de aquella noche? Una performance es un proceso más que una acción. Aunque parezca raro, todo lo comentado arriba pertenece a la performance, las risas y fotos, la hipocresía de los oficiales, las cartas de quejas, y la lectura de estas letras. Cuando asistimos a una performance sabemos a qué hora empieza y quién la inicia, pero su incierto final y el número de participantes se definirá con el tiempo. Creo que ni los oficiales, ni la persona de la Oficialía, firmante de la carta, ni la del MADC que la respondió imaginaron que terminarían siendo parte de aquella irrespetuosa performance que se atrevió a mostrar cuerpos sin ropa y vírgenes sin templo ni penitentes. Opuesto al concepto de público, el arte de la performance involucra hasta personas que no gustan de él. Bienvenidas, pues, a la performance estas instituciones públicas que, a pesar de trabajar por la cultura, se ven atrapadas por los problemas morales que aquejan a nuestra sociedad.

Descolonizar el cuerpo


Algunas personas, lectoras de este blog, me han preguntado qué significa descolonizar el cuerpo, cuáles acciones nos podrían llevar a alcanzar tal cometido. Es una obviedad decir que no hay receta. Sin embargo,  pienso que el primer paso para el intento sería empezar por reconocer y leer los discursos que se nos ha inscrito en el cuerpo desde antes de nuestro posible nacimiento, todo aquello grabado en él con las gubias de los sistemas, discursos e instituciones encargadas de disciplinarlo y dictar políticas corporales machistas, racistas y heterosexistas: el patriarcado, el capitalismo, la familia, la escuela, la iglesia, la medicina y, por supuesto, el mercado y las industrias culturales. A la vez, tendríamos que tratar de entender sus formas de proceder y los fines de tales inscripciones, las relaciones de poder en las que hemos sido partícipes y presas. No quiero decir que una vez lograda la revisión propuesta tales discursos se puedan borrar, sin embargo, examinarlos y cuestionarlos nos podría conducir a desarrollar estrategias para no obedecer a ciegas y para, en el mejor de los casos, subvertirlos. Convertir nuestro cuerpo en superficie, metafórica y carnal, en la que se escriban y reescriban otros discursos, historias, posiciones políticas y memorias nos llevaría a arrebatarlo y recuperarlo, a decidir qué queremos que diga y qué queremos que quien nos ve lea en él. La performance trabaja con el cuerpo y lo ofrece para el desarrollo y la puesta a prueba de conceptos, para abordar prácticas sociales opresoras, para leer las rutas que han trazado los discursos dominantes en cada órgano, en cada célula, e intentar nuevas significaciones mostrando que el cuerpo puede resistir. La performance plantea una alternativa de investigación y con esto no quiero desanimar a quienes no la practiquen de manera artística, todas las personas podemos desafiar los preceptos aprendidos de forma obligatoria y automática desde nuestras propias performances cotidianas, desde los pequeños eventos corporales. Y con cada investigación podemos desaprender mandatos, transformar el cuerpo y ponerlo al servicio de nuestras propias metas y de metas sociales que apunten a la construcción de otro mundo en el que el respeto por la diversidad sea obvio. Quien avanza en este sentido e interviene su cuerpo modifica su manera de andar, de respirar, su voz, sus gestos, su mirada y su risa, modifica, en fin, su estructura ósea en tanto la nutre con nuevos sostenes y se acerca a tener el cuerpo imaginado, deseado, diverso, un cuerpo desobediente ante las políticas de representación aprendidas. Con él, es posible hacer surgir una nueva retórica, nuevas formas de narrarnos y narrar lo que averigüemos con esa búsqueda, las presentaciones y representaciones de nuestro cuerpo que inventemos y que, a su vez, sirvan para que nuestros cuerpos no sean territorios en los cuales se reproduzca la colonialidad.